“Quiero una casa pasiva”.
Con estas palabras, se presentó en nuestras oficinas una persona interesada en construir su nueva vivienda. Los conceptos casa pasiva, passive house, passivhaus, casa ecológica, bioclimática, eficiente… son sinónimos que definen una vivienda construida con un método y unos criterios específicos:
- Materiales no contaminantes
- Procesos respetuosos con el medio ambiente
- Lo más autónoma posible en cuanto a la obtención de energía
- Lo más económica en cuanto al consumo, lo que implica reducir los sistemas convencionales de calefacción.
El resultado, una eficiencia energética superior a la construcción tradicional. Es decir, construcción en madera. Pero…
¿La pretensión de que este consumo sea cero? Imposible. ¿O no vamos a abrir nunca las ventanas para ventilar porque entonces estaríamos perdiendo dinero? ¿Y cuando abrimos la puerta exterior? ¿Los sistemas de limpieza del aire, por muy eficientes que sean, eliminarían el ‘ambientazo’ tras una fritura? Sin embargo, un proyecto de mínimo consumo sí es exigible de cara a un futuro más saludable. Y factible.
El sistema canadiense o de entramado ligero que emplea MCM en sus casas de madera cumple una normativa constructora de acuerdo al estándar ‘casa pasiva’. Pero ofrece proyectos reales, habitables, sin pretensiones utópicas, aunque sí implica un aislamiento premium, tanto en muros que respiran (recogen y almacenan calor en invierno y lo desprenden en verano), como cerramientos con hasta once puntos de rotura de puente térmico y ventilaciones que regulan la temperatura y la humedad en todas las estaciones del año.
¿Qué diferencia hay entre una casa pasiva y una passivhaus?
Esta es una de las primeras dudas de nuestros clientes. El concepto nació a comienzos de los ochenta en Estados Unidos con la publicación de El libro de la energía solar pasiva, de Edward Mazria. Pronto se convirtió en referente en conocimientos de arquitectura. A saber, diseño de acuerdo al calentamiento y refrescamiento de un habitáculo; aprovechamiento máximo de la iluminación natural y materiales de construcción específicos.
Este manual de aplicación que se conoce como ‘diseño pasivo’ responde a diferentes condiciones climáticas: lo que en un lugar es inconveniente en otro es una ventaja. Una casa en la montaña no tendrá las mismas exigencias que la situada en un desierto o en un clima húmedo u oceánico. El clima y confort están siempre relacionados.
A mediados de los años 90, un grupo de arquitectos e ingenieros alemanes decidió establecer unas normas de construcción ecológicas y eficientes que certificarían con un sello internacional. Así crearon el llamado Passivhaus-Institut en la ciudad de Darmstadt, con el único objetivo de promocionar y controlar ‘su’ estándar. La única diferencia entre ambos conceptos es el sello.
Por tanto, al ser una asociación privada la que certifica, dicho sello no responde a la normativa de ningún país concreto. En España, por ejemplo, el certificado es un documento oficial cuyo garante es el Ministerio de Industria y quien certifica las características energéticas de un inmueble es un técnico superior, como por ejemplo un arquitecto.
El tener dicho sello es una decisión personal de cada cliente, y por supuesto supone un sobrecoste, ya que lo otorga un organismo independiente que no depende de los Estados. El concepto genérico de casa pasiva va más allá de dicha certificación.
Las estrategias de una casa de madera pasiva en el clima continental de nuestro país son cinco básicas:
1 Orientación.
En la planificación y diseño, la orientación es un primer punto para que funcionen los demás sistemas y las estancias serán ‘parapetos’ para lograrlo. La orientación ideal es Norte-Sur. Si el sol se desplaza de Este a Oeste, la fachada Sur será la que reciba el sol durante la mayor parte del día. Se debe orientar las estancias de vida diurna o zonas de uso común en esa dirección para captar mayor radiación solar. En cambio, las zonas de uso ocasional se orientarán al Norte.
Por otro lado, hay otros recursos para proteger el interior de la vivienda de excesos de sol en verano y lograr un interior fresco y confortable: los porches o pérgolas suavizan los rayos, así como la colocación de vegetación caduca; los filtros solares en las ventanas, en la cara exterior del cristal repelen el calor y las ventilaciones naturales cruzadas también disipan el que se genera en el interior de la vivienda en verano. Con una buena ventilación evitamos el uso de acondicionadores de aire que resecan el ambiente y gastan energía.
2 Aislamiento térmico máximo
Cualquier sistema es inútil si luego no prestamos atención a los detalles, permitiendo fugas de calor. Una vez llegamos a la temperatura interior adecuada es básico evitar que esta se pierda. El aislamiento en una casa pasiva suele tener entre 20/30 y hasta 40 cm de material protector en sus muros exteriores y tejados, como una piel que mantiene la temperatura pero que respira. Se trata de un aspecto único en nuestras viviendas de madera, ya que hasta ahora el grosor de los muros convencionales no sobrepasa los 10 cm. La madera ya es en sí misma un aislante, pero hay varios materiales de aislamiento que utiliza MCM que cumplen con creces la exigencia.
3 Hermeticidad
Pocos se imaginan la cantidad de minúsculos orificios, grietas o resquicios por donde una vivienda puede perder su estanqueidad térmica. Las viviendas de estructura de madera de MCM garantizan que no haya fugas de aire con la eliminación total de lo que se conoce como puentes térmicos, por tanto, ahorrando en la climatización interior. Los sistemas de aislamiento son varios, desde fachadas ventiladas (barreras de aire) a diferentes envolventes premium y de alto rendimiento y garantía de por vida que actúan contra la adversidad climática, frío o calor.
4 Cerramientos y carpintería optima
Una superficie acristalada o una ventana representan una ‘estrategia’, pero hay que evitar pérdidas por malos cerramientos, carpinterías defectuosas o filtraciones de aire no resueltos en las fases de diseño. El entorno donde se construye una casa de madera o convencional puede condicionar el tamaño y posición de las ventanas ya que pueden existir elementos que generen sombras o ruidos de los que queramos protegernos. Otro aspecto a tener en cuenta es la resolución del cerramiento: por ejemplo, no prestar atención al tipo de espuma fijadora de los marcos será un punto negativo en el resultado.
5 Fuentes de energía renovables.
El CTE o Código Técnico de la Edificación en España exige por ley desde 2006 fuentes de energía renovables en la construcción de cualquier tipo de vivienda. Puede ser panel solar, caldera de biomasa, o sistemas de aerotermia, circulación de aire caliente a través de bombas de calor, o geotermia.
La energía geotérmica es la que se almacena en forma de calor por debajo de la superficie terrestre. Procede de conducto en el subsuelo por donde, en lugar de circular el aire como en la aerotermia, pasa agua, de forma que se precalienta a una temperatura que arranca desde los 15ºC.
La energía geotérmica sin embargo exige diversos métodos de perforación y bombeo y no suele utilizarse para viviendas particulares puesto que el periodo de amortización es largo.
Cumplir estos cinco puntos básicos si estamos considerando construir una vivienda, marcará toda nuestra vida.