Aunque la dureza de la madera se considera la resistencia que presenta al ser horadada por elementos metálicos, este concepto no solo es relativo a la mayor o menor densidad. Se refiere sobre todo a la clasificación de las especies y a su empleo en la industria.
Se llaman maderas duras o frondosas aquellas que proceden de árboles de un crecimiento lento, de hoja caduca, que son más densas y su empleo en la construcción se limita a carpintería, solados, techos y elementos de interiorismo, donde luce más su belleza. Árboles catalogados dentro de este tipo son roble, haya, arce, nogal…